En las últimas dos semanas hemos visto un aumento considerable de la actividad volcánica en la isla de El Hierro. Se han localizado más de dos mil terremotos, algunos de magnitud superior a 4, y de todos los movimientos más del 7% han sido sentidos por la población. Además la isla ha experimentado una deformación vertical y horizontal máxima de 12 cm produciendo una especie de abombamiento del terreno a gran escala. Todo el mundo recuerda la erupción submarina que comenzó el 10 de Octubre de 2011 al Sur de la isla y cuya actividad precursora (sísmica y de deformación) dio comienzo 3 meses antes, sin embargo, en esta ocasión el desarrollo de los acontecimientos ha sido mucho más rápido que entonces.
La causa de estos fenómenos es el aporte de material fundido (magma) proveniente de grandes profundidades que en su camino de ascenso se expande, presionando así el material sólido que lo rodea, generando tanto pequeñas roturas en la corteza (terremotos), como produciendo una deformación medible en la superficie. El valor de la deformación nos permite estimar el volumen de material nuevo que se abre paso, mientras que la sismicidad nos da una idea de la presión de este magma o sea su capacidad para seguir moviéndose.
Se puede decir que los instrumentos usados en la vigilancia volcánica que nos permiten indagar en las profundidades de la Tierra son equivalentes a las radiografías o escáneres que permiten al médico ver la evolución de una enfermedad en un paciente. Gracias a los sismómetros localizamos terremotos con precisión del kilómetro y con las antenas GPS podemos medir deformaciones en superficie con precisión milimétrica, por tanto totalmente imperceptibles para la gente.
Desde el pasado 24 de Junio, tanto la actividad sísmica, como la fuente de deformación parecen situarse a unos 20 km de profundidad, comenzando en la zona central de la isla para luego migrar horizontalmente hacia el Suroeste. ¿Por qué el magma no asciende simplemente? Esto se debe a que el magma tiende a ir por el camino que menos trabajo le cueste y, en este caso, se encuentra por debajo de la base de la corteza que debe ser lo bastante resistente como para que no la atraviese y por eso busca caminos más fáciles, bordeando las estructuras más densas. Hay que recordar que previamente a la erupción de La Restinga del año pasado, el magma migró 20 km de Norte a Sur de la isla antes de encontrar un punto débil por el que finalmente ascender hasta la superficie y salir.
¿Habrá una nueva erupción en El Hierro? Todavía es pronto para saberlo. Ahora sabemos que hay posibilidades de que ocurra y esto es importante para que las autoridades tengan tiempo para prepararse. Ésta es la gran ventaja de los volcanes, las erupciones pueden preverse (con una cierta probabilidad) con meses de antelación en muchos casos. El problema es que definir el momento y lugar precisos en que va a ocurrir, con un mínimo de probabilidad de éxito, sólo se puede hacer con pocos días (a veces horas) de adelanto y eso puede desconcertar a la población. Otras catástrofes naturales dan un margen de maniobra mucho menor, como los fenómenos meteorológicos, o ninguno, como los terremotos.
En Canarias se dan dos factores que dificultan más si cabe la vigilancia volcánica. Por un lado el periodo entre erupciones es bastante largo (del orden de 40 años) lo cual limita el conocimiento en detalle de los comportamientos pre-eruptivos de los volcanes canarios que sí se conocen en otras zonas volcánicas con mayor frecuencia eruptiva (por ej. el Etna en Italia). Hay que tener en cuenta que la erupción de 2011 fue la primera de Canarias estudiada instrumentalmente desde el primer precursor hasta su finalización.
El segundo factor tiene que ver con el hecho de que en cada isla hay amplias zonas susceptibles de comprender un futuro volcán. Siempre pensamos en los volcanes como edificios preexistentes que al entrar en erupción expulsan lava por un cráter o por sus laderas (otra vez como ejemplo el Etna), sin embargo en Canarias, la mayoría de volcanes son monogenéticos o sea que construyen el cono en una única erupción. Suelen empezar como una fisura en el suelo de varios cientos de metros en la que se acaban formando uno o varios conos. Así siendo El Hierro la más joven y pequeña de las islas, casi toda su extensión es susceptible de tener una erupción. Por tanto, a priori, no sabemos dónde podría comenzar la erupción y por eso es importante llevar un seguimiento de la localización de la sismicidad que nos indica donde está ejerciendo presión el magma y limita, en cada momento, la zona de mayor probabilidad.
